Yo no como fruta, no me gusta. Cuando era pequeña mi madre me obligaba a comerla pero poco a poco se fue cansando de batallar conmigo cada día y al final me dejó por imposible. Desde el mismo momento en que dejé de tomar fruta mi madre comenzó una batalla, llamemosla subliminal, que consistía en achacar todo lo malo que me pasaba a mi carencia vitamínica, tuviese o no relación con el tema (a veces resultaba gracioso pero, como todo, al final cansa). Si con eso pretendía que comiera fruta se equivocó de todas, todas. A mi basta que me des mucho la murga con algo para que haga todo lo contrario.
Todo este rollo que os he metido es para decir que este invierno todos los días me comía una naranja. El primer día me la comí por compromiso pero resulta que me gustó (esto es un secreto, mi madre no lo sabe). El caso es que durante todo el invierno he conseguido torear a todos los viruses que se han interpuesto en mi camino y no ha habido corriente de aire frío capaz de hacerme sucumbir a un mal resfriado. Desde que dejé de comer naranjas creo que voy por el tercero (hoy me he levantado con faringitis).....al final va a tener razón mi madre y va a ser verdad que todo lo malo que me pasa es porque no como fruta......mañana mismo me como una naranja a ver si me sale curro.