He sobrevivido a la noche de ayer y eso me hace estar contenta y satisfecha de mi misma. Incluso la resaca parece ser menos fuerte de lo esperado (teniendo en cuenta la cantidad de cervezas que me bebí y la botellita de vino de la cena)y estoy segura que es debido a la satisfacción (y a la enorme felicidad que siento por mis amigas, of course).
La cena fue un tanto surrealista. Eramos cinco, y por supuesto yo era la número cinco. Como me sentía solita y desamparada me agencié una botellita de Lambrusco que hizo las veces de acompañante (no estuvo mal la experiencia, he tenido relaciones mucho más aburridas).
Despues de la cena se reunieron con nosotros los que faltaban. Ahí dejé de ser el número impar de la discordia. El "plan" de una de mis amigas había tenido a bien traer consigo a un amigo impar como yo (no sé si estaba planeado que fuera así o lleva un chico impar e hinchable en el maletero de su coche para casos de emergencia). Así que cumpliendo las leyes de la matemática a rajatabla (que una es muy seria para estas cosas) hicimos la suma correspondiente y de dos números impares salió un número par.
Así que resumiendo. No sólo tenía que pasar toda la noche con mis felicísimamente emparejadas amigas sino que tenía que darle conversación a un tío que no conocía absolutamente de nada. Siempre digo que funciono mejor bajo presión.....pero estas cosas tan forzadas nunca me han gustado.
Por fortuna el chico era muy majo y conseguimos pasar una noche bastante agradable...aunque no tan agradable como la de nuestros amigos.