El priermo fue este:
Yo sabía que no tenía que ir a verlas, porque si las veía no podría contenerme, pero aun así fui....y al principio conseguí salir dela tienda sin comprarlas...pero despues volví y me las probé...e irremediablemente sucumbí.
El otro capricho fue mucho menos doloroso para mi bolsillo, pero exactamente igual de innecesario que el primero:
Así no se puede ahorrar ni nada de nada.
Voy a tener que "secuestrar"la tarjeta de crédito.