martes, octubre 19, 2004

LOS AÑOS NO PERDONAN

Este sábado celebrábamos el cumpleaños de mi hermana y lo hicimos, para variar, con una especie de fiesta - guateque que ya quisiera el mismísimo Peter Sellers. Mucha comida, mucha bebida, buena música (casi todo el tiempo, porque había quien se encargaba de vez en cuando de poner algo estruendoso), amigos......en fin, un buen ambiente y muchas ganas de pasarnoslo bien.
Antes de que mi queridisimo vecino de al lado pasara por casa a decirnos lo "encantadisimo" que estaba de que no le dejasemos pegar ojo nos fuimos a dar unos bailoteos a un pub (o mejor dicho, "al pub" que vimos abierto)
Al volver a casa los más viejetes se acostaron a dormir, pero yo me quedé de charla con una amiga y sacié mi "hambre de colocón" con las sobras de la copiosa cena. Fue entonces cuando llegó a mi ese olorcillo característico que tienen los porros. Yo no suelo fumar nunca, algunas veces lo hago pero en contadas ocasiones...la otra noche me dió por ahí y fumé más de la cuenta.
Pasé una noche horrible. Mi barriga estaba como si me hubiera pasado la noche en la montaña rusa. Cuando me levante fui consciente de lo mal que me encontraba y vi con claridad que ese dia el "señor roca" y yo ibamos a ser uno. Así que lo que iba a ser un apacible domingo en compañía de mis amigos, compartiendo desayuno, comida y lo que hiciera falta, se convirtió en un domingo triste, aburrido y solitario (bueno, el señor roca andaba conmigo).
La versión oficial es que un virus anda suelto y me ha atacado sin piedad.......pero yo en el fondo sé que fue el porro el que causó esos estragos en mi......que me creo que soy una chiquilla y ya tengo una edad.