jueves, junio 17, 2004

AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA

Con el verano llega, además de la depilación y los bikinis, la apertura de ventanas.
Yo, por mi naturaleza friolera, ocupo la habitación más calurosa de la casa. Esto es algo que se agradece durante el frio invierno, pero cuando llega el verano y tienes que tener todo el dia la ventana abierta para no morirte ahogado en tu propio sudor (perdón por si a alguien puede resultarle escatológico)se convierte en una pesadilla.
Si mi habitación es la menos fría, no es porque la hayamos recubierto de alguna especie de material aislante ni nada parecido. Es sencillamente porque da al patio de luces interior del edificio, junto con las cocinas y los cuartos de baño (no haré ninguna referencia a los ruidos que escucho procedentes de dichas habitaciones). Me voy a centrar en los gritos que mis escandalosas vecinas profieren a sus hijos y/o animales domésticos.
Tengo una vecina que si no fuera porque sé que son niños lo que tiene en casa pensaría que tiene animales (y no domésticos, sino salvajes). No me extraña que los niños sean así viendo a la madre. No puedes pretender que tus hijos sean minimamente educados si tú no lo eres. Hay gente que no debería tener hijos...en fin, no me quiero poner seria.
Luego tengo otra vecina que, además de tener por costumbre despertarme cada mañana con el Andy y el Lucas a todo meter, lleva varios días que me tiene preocupada. Creía que se le había ido la cabeza. 4 o 5 veces al día salía a la galería y gritaba "Quién es la cosa más bonita de su mamá, quién es la alegría de la casa??"...yo no sabía a quién se lo decía. Ayer al bajar la basura me quedé más tranquila al ver que paseaba a un perro....el perro no ladra, creo que tiene miedo de seguirle el juego...es realmente escandalosa.
Justo encima de mi vive un matrimonio de 50 y tantos que se dedican todas las noches lindezas que no creo que mi religión me permita reproducir en este blog..hay amores que matan.
También está el matrimonio de jubilados, que no es que se griten porque se aborrezcan....es que no oyen una mierda y cualquier conversación se mantiene a miles de decibelios. Ayer, por ejemplo, él no cenó porque algo le había caido mal al estómago. A esas edades hay que cuidar mucho lo que se come.
En la casa de al lado, la hija adolescente que comparte tabique conmigo tiene la costumbre de cantar cual Withney Houston todos los éxitos de la "Brin.nispirs"....alguien debería decirle a esa niña que su madre le ha engañado, que NO canta bien.
Por último una mención especial al hijo "Bakaleta" de los vecinos de abajo que ocupa la habitación que hay justo debajo de la mía. Tiene la costumbre de fumarse los porros a las tantas de la mañana asomado a la ventana de su habitación, con lo cual el humo sube hasta la mía. Al olor del porro mi cerebro hace una rápida asociación de ideas y me entran unas ganas enormes de tomarme unas cervezas y, claro, así no hay quien duerma......menos mal que me lo tomo con sentido del humor.